Dedicado a Gonzalo García Pelayo.
|
El ajedrez es un juego
eminentemente racional. Se parte de un estricto marco de referencia. Ocho por
ocho, sesenta y cuatro escaques. Hay unas reglas, unas piezas, unos movimientos,
unas casi infinitas combinaciones de situaciones posibles. Y, a partir de la
apertura, cada acto tiene sus consecuencias. Los errores pueden afectar
emocionalmente a los jugadores, pero ha sido a partir de una decisión racional errónea.
Por todo esto el ajedrez se ha identificado como una metáfora de la vida y, en
especial, de la política. Sin embargo la vida y la política tienen mucho más de sentimental que de racional. Y por esto quizás no sea el ajedrez
sino el póquer el que esté más cerca de reflejar tanto una como la otra.
Los que no lo conocen piensan en
el póquer como un juego de azar. Y el azar, como en la vida, existe, pero no es
tan determinante como la mayor parte de la gente cree. Al principio a todos se
nos dan unas cartas que nadie más ve, sólo hay que saber jugarlas. Lo que de
verdad importa en el póquer (y en la vida) son las emociones. Poder controlar
las propias y saber manipular las ajenas.
Hay un viejo aforismo en el
póquer que dice que tardas cinco minutos en aprender sus reglas y toda una vida
en dominarlas. Es cierto. Si dispones de ese tiempo, y quieres hacerlo, puedes ver una aproximación en el vídeo que enlazo a continuación[1].
Pero esto no es el objeto de este artículo. Aquí lo que propongo es otro juego.
Existe una serie de tendencias
prototípicas que se repite entre los jugadores de póquer. Y a partir de esto voy
a tratar de hablar de los vicios privados y públicas virtudes de los
principales candidatos de los cuatro grandes partidos de las dos últimas
elecciones[2].
O, dicho de otra manera: ¿cómo serían los principales actuales políticos si
fueran jugadores profesionales?
Empezaré en orden ascendente, del
que menos votos recibió al que más. Es una cuestión estrictamente matemática,
que no haya suspicacias. En cualquier caso creo que ninguno de nuestros
actuales políticos sería un gran jugador de póquer real. Aunque sí hemos tenido
algunos en la democracia. Todo indica que Adolfo Suárez, por ejemplo, fue un buen jugador. Alfonso
Guerra llegó a decir de él que “lo vestiría como a un tahúr del Mississippi”.
González y Aznar también fueron buenos jugadores, menos sutiles que el Duque,
pero no por ello menos tiburones[3].
Y, por lo que cuentan las noticias, parece que Jordi Pujol también jugó bien
sus cartas mientras no le pillaron el farol.
Albert Rivera, el “calling station”.

Este tipo de jugador, también
llamado loose-passive[5],
es el que se apunta a todas las manos. Confía en que la suerte haga que
cualquier par de naipes que lleve combinen con los que aparecerán en la mesa. Por
eso lo mismo le da llegar a un acuerdo con el PSOE que con el PP, lo importante
es tener la posibilidad de entrar en el juego. Este tipo de estrategia es
perdedora a largo plazo. Así perdió casi un 1% de su bankroll[6]
(votantes) entre la primera y segunda ronda de nuestras fallidas elecciones 2015/2016.
Pero Rivera es joven, tiene muchos años por delante, y quizás algún día vuelva
a sacar peligrosamente su aleta dorsal a la superficie.
Pablo Iglesias, el maníaco.

El loose-agressive, también
conocido por maníaco, se trata de un tipo de jugador muy peligroso. Su juego,
extremadamente agresivo, lo mismo puede darle grandes ganancias que grandes
pérdidas. Así vemos como tras su entrada triunfal en la “primera ronda” de 2015
sacó algo más de seis millones de votos, pero en la “segunda vuelta” apenas
sacó algo más de cinco (y eso que iba en coalición con la ya casi difunta
Izquierda Unida). Estas pérdidas le pueden afectar psicológicamente, lo que se
conocer en el argot entrar on tilt[8],
o “tildarse”, es decir sufrir un estado de ánimo alterado por un tropiezo
inesperado que impide tomar buenas decisiones. Quizás fue eso lo que provocó la
desaparición de Iglesias durante unos días tras la segunda ronda, en la que
estaba convencido que daría un sorpasso al PSOE. Y tal vez sería la
decisión de coaligarse a Izquierda Unida, una add-on[9]
que tal vez provocaría su bad beat[10].
Se sobrevaloró como jugador. Pero
jugar muy por encima de sus posibilidades es la marca de la casa. Como cuando pretende
representar la voz del “pueblo” y nunca haber sacado mucho más de un 14% del
voto total. No ser consciente de las odds[11]
reales hace que Pablo Iglesias sea un “maníaco” de libro.
Pedro Sánchez, “fish” es “fish”.

Pedro Sánchez se presentó por
primera vez a unas elecciones municipales en 2003 con 31 años. Y perdió. Pero
al año, tras la dimisión de dos concejales de su partido, consigue entrar.
Primer golpe de suerte. Tras unos años en esta posición se presenta por primera
vez como diputado por Madrid en las elecciones de 2008. También las pierde. Un
año después Solbes dimite y Sánchez, de nuevo de rebote, consigue entrar en el
Congreso de los Diputados. En 2011 se presenta en las elecciones… ¡Y vuelve a
no ser elegido! (No diré perder.) Pero, dos años después dimite Cristina
Narbona… ¡¡¡y vuelve a entrar en el congreso de rebote!!! Se presenta a las
elecciones como candidato a la presidencia el 20 de diciembre de 2015. Y saca
los peores resultados porcentuales de la historia del PSOE en la actual
democracia. A pesar de todo, y sin posibilidades matemáticas a favor, se
presenta a la investidura apoyado por Ciudadanos. Y, naturalmente, pierde. Es
la primera vez que un candidato a la investidura lo hace. Sólo un fish
plantea un all-in[12]
con todas las odds en contra. Y él lo hace. A pesar de todo no dimite ni lo
cesan, y se vuelve a presentar en las elecciones del 26 de junio de 2016. Y
entonces saca los peores resultados en cifras absolutas que ha tenido el PSOE
desde 1977. Finalmente sus “inversores” fuerzan su dimisión y tiene que renunciar
a su acta de diputado. Si eres un jugador mediocre sólo puedes jugar de forma
autónoma en las grandes ligas si tienes el dinero que posee Guy Laliberté[13].
Pero si juegas con el dinero de otros y siempre pierdes, más pronto que tarde,
te acabarán cortando el grifo de tu crédito. All-in. All-out.
Ganar al póquer con buenas cartas
es fácil. Sobre todo si al descubrirse el flop[14]
te salen las nuts[15].
Más complicado es ganar con cartas malas, eso es cosa de profesionales. Pero lo
más difícil de todo para un novato es saber tirarse teniendo buenas cartas. Decir
“no es no” con un par de ases en la mano es difícil. Pero hay que saber aceptar
que, pese a tener algo que nos parece muy bueno, la combinación del rival puede
ser mejor. Ese error es muy de fishes. Y es lo que le ocurrió a
Sánchez. Intentó una colusión[16]
pública con Rivera, y tal vez otra oculta con Iglesias, pero las outs[17]
que le tenían que llegar de Podemos no aparecieron, y le salió mal la jugada.
Hubo movimientos (o falta de ellos) que no se esperaba. Y es que como dice una
vieja frase del mundo del póquer: "Si al cabo de un rato en una mesa no
sabes quién es el fish, entonces el fish eres tú". Y esto es algo que
Pedro Sánchez no tuvo en cuenta.
Mariano Rajoy, la roca.

Si observamos los resultados de
las últimas dobles elecciones vemos que en la ronda de 2015 sacó algo más de
siete millones de votos (un 28,71%) y que en la segunda vuelta, ya en 2016, fue
el único que tuvo un ascenso, con casi ocho millones de votos, es decir,
aumentó un 4,3%, poniéndose en el 33,01%. ¿Cómo y por qué pudo lograr esto un
jugador roca que apenas hace movimientos impredecibles?
Rajoy es el más veterano y con una
trayectoria más dilatada en el tiempo de todos los jugadores de esta mesa.
Comenzó como diputado gallego el 20 de octubre de 1981, con 26 años, igual que
el joven Rivera. Y después: concejal por Pontevedra, presidente de la
Diputación Provincial de Pontevedra, diputado en las Cortes por Pontevedra, vicepresidente
de la Junta de Galicia, ministro de Administraciones Públicas, ministro de
Educación y Cultura, Vicepresidente Primero, ministro de la Presidencia del
Gobierno, ministro de Interior, Portavoz del Gobierno, de nuevo ministro de la
Presidencia y, finalmente Presidente del Gobierno. En definitiva, más de 35
años de experiencia en la arena política.
El primer intento de Rajoy para
alcanzar la presidencia terminó con un terrible bad beat. Quizás por eso
los inversionistas del PSOE pensaron que repetir con un jugador con
características similares a las de ZP en 2015 volvería a ser una buena idea.
Pero la suerte es caprichosa, y el póquer es mucho más que un juego de azar. En
2015 el torneo español pasó de ser tipo heads up[19]
a ser una mesa de cuatro jugadores, y en estos casos es un error no cambiar el
estilo de juego. Las manos con las que podemos entrar en juego se reducen. En
los torneos hay que saber adaptarse a los cambios.
Rajoy y sus asesores pudieron observar
las características del juego de cada uno e inesperadamente usaron la
estrategia del slowplay[20].
Se encontraban frente a jugadores jóvenes, llenos de ganas de apostar fuerte,
sólo había que dejar que se estrellaran ellos mismos. En grandes torneos al
principio siempre es mejor esperar a que el trabajo sucio lo hagan los otros.
Un fish agresivo acaba siendo tragado por un fish con suerte. El pescado grande
se come al pequeño. Y después sólo te queda un fish, y no dos, con el que
lidiar. Y así fue.
El juego de Sánchez y de los
otros era un juego straightforward[21],
muy de corazón, casi mostrando sus cartas. Por eso fue un buen cambio de estrategia
dar un paso atrás y aprovechar la fuerza del contrario. El aparentemente
siempre previsible Rajoy se convirtió en un jugador tricky[22]
creando una ansiedad de acción en sus fogosos contrincantes. Una vez logrado el
patinazo volvió a convocar un nuevo torneo en el que acabó consiguiendo lo que
quería. Aunque tuviese que negociar el reparto del fondo final de premios.
Y es que en la política (y en el
póquer) la veteranía es un grado.
[1] La
variante de póquer que usaré es la del Texas Hold’em. No tan conocida por el
público ajeno al juego (que quizás se haya quedado en la variante de cinco
cartas de las películas del Oeste) pero es la más popular entre los aficionados
en la actualidad.
[2]
Esto se escribe en enero de 2017. Con lo que me refiero a las elecciones generales
que se celebraron en España el 20 de diciembre de 2015, y a las que se repitieron
medio año después (casi a modo de segunda vuelta) el 26 de junio de 2016.
[3]
Shark: En la jerga del póquer el shark (tiburón) es el más peligroso jugador de
póquer. Es el prototipo ideal del profesional. Conservador y agresivo. Es
selectivo con sus manos, y agresivo en sus jugadas.
[4]
Calling station significa literalmente “llamando a la estación”.
[5] Loose-passive:
Poco selectivo pasivo. Jugador que juega muchas manos de manera pasiva.
[6] Bankroll:
Dinero que un jugador que tiene en la mesa disponible para jugar.
[7] Loose-aggressive:
Poco selectivo agresivo. Jugador que juega muchas manos, entrando a ellas con
apuestas muy fuertes.
[8] Tilt
significa literalmente inclinar.
[9]
Add-on: Recompra de fichas que pueden aumentar tu bankroll en un torneo.
[10] Bad
beat: Perder una mano inesperadamente cuando creías que tenías la mejor
combinación posible, siendo la de tu rival muy remota.
[11] Odd:
Probabilidad matemática de mejorar la mano (o no) con las cartas que quedan por
aparecer.
[12] All-in:
Apostar todas tus fichas en una única jugada.
[13]
Fundador del Circo del Sol y jugador de póquer aficionado con pérdidas
millonarias.
[14] Flop:
Las tres primeras cartas comunes que se muestran en la mesa.
[15] Nut:
La mejor mano posible con las cartas que hay en la mesa.
[16] Colusión:
Complicidad entre dos o más jugadores para intercambiar información sobre sus
cartas.
[17] Outs:
Cartas que si salen hacen que tu mano sea la mejor.
[18] Tight-passive:
Juegan pocas manos y las juegan de forma pasiva. Se les conoce popularmente
como “rocas”.
[19]
Heads up: Partida entre dos únicos jugadores.
[20]
Slowplay: Estrategia de juego pasivo que trata de aprovechar la impetuosidad
del rival.
[21] Straightforward:
Jugador con un estilo directo que no suele variar su juego para desorientar a
los adversarios
[22] Tricky:
Jugador que cambia de forma inesperada su estilo habitual de juego dejando
descolocado al adversario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario